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A la hora de cocinar son muchos los utensilios existentes en el mercado para realizar los diferentes platos que queremos llevar a cabo, y los materiales de los mismos también ofrecen distintas composiciones. A la hora de moldes para el horno, los hay de papel, cartón, plástico o silicona, que se suelen emplear para la elaboración de dulces o salados con una forma determinada. Sin embargo, conviene tener precaución con su uso, porque pueden llegar a ser nocivos.
Hay que tener en cuenta la composición del molde que va a ser sometido a altas temperaturas en contacto con alimentos que después se van a consumir, por lo que componentes tóxicos del continente se pueden mezclar con el contenido. Mientras sean componentes tolerables por el cuerpo en cantidades bajas es asumible, el problema puede ser encontrarse con moldes que desprenden sustancias tóxicas para el cuerpo humano.
La norma general establece que para los materiales de uso alimentario no deben existir compuestos tóxicos ni que los compuestos migren en cantidades que puedan suponer un riesgo para los consumidores.
Uno de los moldes que más se utilizan en las cocinas domésticas son los de silicona. Fáciles de desmoldar y de almacenar, este material está presente en numerosos comercios con formas y colores diferentes. Sin embargo, en la OCU advierten del peligro que puede suponer un uso habitual de los mismos.
En un estudio elaborado por esta organización entre 23 moldes de silicona distintos del mercado, el balance obtenido fue que sólo cuatro de ellos son estables y seguros, mientras que el resto ofrecía alguna sustancia peligrosa por la migración. Eso sí, dos de ellos fueron directamente desaconsejados para su uso en alimentación, como fue el caso de los moldes Amazon Basic (pack de 12 magdalenas) e Ionegg (pack de dos bandejas para cuatro magdalenas).
Ante esta tesitura, conviene tomar algunas precauciones a la hora de usar los moldes de silicona. La primera es comprobar que el molde se puede usar en el horno y las recomendaciones de uso del fabricante (modo de uso, desmoldado o lavado). También viene bien darles un primer uso no destinado a consumo. Así, se puede meter una mezcla de harina, agua y aceite a 200 grados durante una hora para después desechar el contenido y ya poder usarlos posteriormente con una mayor garantía.
Por último, se desaconseja el uso de moldes hechos en casa para hornear o congelar.
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